Tú también puedes ser budista by Dzongsar Jamyang Khyentse

autor:Dzongsar Jamyang Khyentse [Dzongsar Jamyang Khyentse]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-7245-942-7
editor: Editorial Kairós
publicado: 2007-11-15T00:00:00+00:00

LA VERDAD RELATIVA: EXISTE “ALGO”

Según la filosofía budista, lo que percibimos no existe antes de que nuestra mente lo perciba y, por tanto, depende de la mente y, al no existir de manera independiente, en realidad, no existe. Pero eso no supone que, de algún modo, no exista. A fin de cuentas, los budistas consideran al mundo percibido como una verdad “relativa” –una verdad medida y etiquetada por nuestra mente ordinaria–. Sólo podríamos calificarla como verdad “última” si no fuese un mero producto fabricado por nuestra imaginación y completamente ajeno a cualquier interpretación.

Aunque Siddharta realizase la vacuidad, ésta no es el fruto de una revelación, ni una teoría desarrollada para ayudar a las personas a ser felices. Independientemente de que Siddharta la enseñase o no, la vacuidad siempre ha sido la vacuidad aunque, paradójicamente, no podamos decir que siempre ha sido porque, al carecer de forma, está más allá del tiempo. Tampoco podemos considerar la vacuidad como la negación de la existencia –porque, para negar algo, debemos admitir la existencia de algo que pueda ser negado–. La vacuidad no pone fin a nuestra experiencia cotidiana. Siddharta jamás dijo que en lugar de lo que percibimos, exista algo espectacular, mejor, más puro o más divino. Él no era, en modo alguno, un anarquista que refutase la apariencia o la funcionalidad de la existencia mundana. Él no estaba negando la apariencia del arco iris ni la existencia de la taza de té. Pero el hecho de que podamos disfrutar de nuestra experiencia tampoco presupone su existencia. Lo único que Siddharta afirmaba es la necesidad de examinar nuestra experiencia y considerar la posibilidad de que no sea más que un sueño, otra ilusión provisional.

Si alguien le pidiera que moviese sus brazos y volara, usted respondería: 'no puedo hacerlo' porque, en nuestra experiencia física del mundo relativo, es imposible volar, como también lo es refugiarnos dentro de un cuerno de yak. Pero supongamos ahora que, mientras duerme, sueña que está volando. Si alguien, pues, le dijera, en el sueño, que 'los seres humanos no pueden volar', usted respondería: 'Sí. Yo sí que puedo. ¿Acaso no lo ves?', y se alejaría volando. Siddharta estaría de acuerdo en ambos casos, porque uno no puede volar cuando está despierto, pero sí que puede hacerlo cuando duerme. Y las razones para ello dependen de la presencia o ausencia de ciertas causas y condiciones, ya que una condición necesaria para poder volar es estar soñando. Por eso, cuando no está soñando, no puede volar y sí que puede hacerlo en caso contrario. Si sueña que está volando y, cuando está despierto, sigue creyendo que puede volar, se encontará con un problema, porque puede caer y llevarse una gran decepción. Según Siddharta por más que, en el mundo relati vo, estemos despiertos, seguimos sumidos en la ignorancia, una forma de sopor semejante al que adormeció a los cortesanos de palacio la noche en que abandonó su existencia anterior. En presencia de las adecuadas causas y condiciones, todo puede aparecer, pero en su ausencia, toda apariencia se desvanece.

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